Eclesiastés 7:2 Mejor es ir a la casa del luto que a la
casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive
lo pondrá en su corazón.
Me
aventuro a publicar esto a pesar de que no es bueno comenzar la semana de esta
manera, sin embargo por mandato del Señor he comprendido que lo haga para traer
a reflexión algunas cosas de modo que estas puedan servirnos de edificación
para nuestras almas.
Estando
a la mitad del año 2013 (Junio) ya he tenido la oportunidad de estar en tres
funerales distintos, de diferentes familias, nunca me había puesto a pensar en
ello ni a llevar la cuenta de algo así hasta que me levante a orar esta
madrugada y me vino al corazón esto. De los tres funerales los dos primeros
eran de personas cristianas y
el ultimo de una persona que no conocia al Senor.
Mientras meditaba en ambos grupos (los funerales cristianos y el funeral del no
cristiano) pude hacer algunas observaciones las cuales quisiera compartir y que
son de gran interés
para reflexionar.
Al
comenzar el año pude asistir a mi primer funeral de alguien que era muy querido
por todos, al enterarme de como era su vida me di cuenta que un principio era
una persona que no le servía al Señor sin embargo en sus últimas instancias de
existencia hizo las paces con el Creador y le entrego su vida a Cristo. Quiero
notar que mientras estaba en su funeral sentí la gloriosa presencia de Dios, como cuando se siente poderosamete en la iglesia, me
sorprendí muchísimo de que el Señor estuviera allí, Su grata presencia y Su
agradable aroma estaba en todo el lugar de la reunion
irradiando paz, amor y mucha bienaventuranza dando a entender que la persona fallecida era su sierva y
que cuando morimos en Cristo la muerte tiene un sabor diferente, agradable y más
dulce, esto es debido a que la persona que muere en El pasa a un lugar mucho
mejor y difícil de describir en grandeza de amor y paz. Los presentes allí estaban
tranquilos y en calma, lógicamente
sentían dolor por la pérdida ya que somos humanos y nos duele ver partir a un
ser querido pero había una
paz, una
tranquilidad y una calma indescriptible, no
había angustia ni desesperación ni lamentos ni penas pues Dios traía al corazón
esa convicción de que la persona estaba con Él en el paraíso.
De
la misma manera sucedió con el segundo funeral al que asistí unos meses después
el cual también era también de una persona cristiana, aun estando en su lecho
de muerte llegaron a
preguntarle a la persona como se sentía y a pesar de
que la enfermedad lo había consumido mucho y no tenía fuerzas para hablar tomaba lápiz
y papel para escribir “estoy muriendo pero estoy en victoria” y hacía gestos
cerrando el puno y mostrando el pulgar hacia arriba en señal de que su victoria
estaba cerca.
En
este tercer funeral, el cual ocurrió frente a mi iglesia fue muy distinto y muy
contrario a los otros dos primeros. Hacia unos meses atrás habíamos dado tres días
de campaña evangelistico para el sector con el fin de llevar el mensaje de salvación
en aquel lugar, para ello los lideres de la iglesia habíamos
determinado traer predicadores invitados de otras congregaciones para dar los
mensajes. Mientras la campana se desarrollaba en el segundo día hubo uno de los
predicadores que comenzó a hacer el llamado a las personas para aceptar a
Cristo, lamentablemente nadie paso y mientras él llamaba para que aceptaran a
Cristo el Espíritu de Dios vino sobre él y comenzó a profetizar y a decir lo
que Dios le hablaba. En el Dios decía que mucha gente allí había endurecido su corazón
a Él y como no vienen a El por amor pues El los traerá con dolor. En
ello Dios le mostraba que en el sector habría muerte y Dios le mostraba como
una carpa era puesta allí dando a entender de que alguien iba a morir y seria velado en aquel lugar,
de hecho el predicador señalo literalmente las casas en la que acontecerían
estas cosas y les hizo un llamado a arreglar sus vidas con el Señor porque les
quedaba muy poco tiempo.
Y así
mismo sucedió, tal como lo había dicho el Señor, en una de las casas
señaladas por El murió un joven al cual quisieron asaltar en horas de la
madrugada mientras regresaba de una fiesta con su esposa. El hecho conmociono a
toda su familia, hubieron personas en la cual el dolor por la pérdida fue tan
grande que tuvieron que ser ingresadas en centros médicos. No se podía estar en
lugar debido al cargado y pesado ambiente de dolor y llanto que había allí. La
amargura, la desesperación, la falta de paz y armonía era el sabor y aroma más
predominante en el lugar. Diciéndolo de esta manera, en el lugar no se podía
sentir aquella paz que describimos en los primeros funerales y era que Dios no
estaba allí. Solo había un
inmeso y desagradable olor a muerte y desesperación.
Que
distinta es la vida mientras la llevamos en el Señor, aun en el momento de nuestra
muerte puede notarse la diferencia. Cuando vivimos para el Señor nuestra vida
irradia paz, luz y amor, no solo para nosotros mismos sino también para los que estan a nuestro alrededor. Hay que entender que Cristo es la vida, la fuente de
toda existencia, sin El y separados de El estamos en muerte y carecemos de esa
luz que irradia Su persona, la cual es la vida misma.
Es necesario traer a colación
de que debemos entregar nuestras vidas a Cristo, muchos de nosotros nos han
hecho el llamado varias veces sin embargo lo posponemos por muchas razones, ya
sea por temor, vergüenza o simplemente por las persona estar de sin vergüenza y
charlatana decide rechazar el llamado de Dios para seguir con su estilo de vida mundano. Debemos recalcar
que cuando aceptamos a Cristo en nuestras vidas no solo nosotros seremos
beneficiados sino también nuestros propios familiares debido a que Dios
encuentra en el
creyente la excusa perfecta para obrar en sus familiares dándoles tambien a ellos la
oportunidad de salvación y
de vida eterna que el ofrece. Así que a ti que nos lees
y aun no le ha entregado tu vida a Cristo, te hago el llamado de venir al Señor,
aun puedes reflexionar sobre estos casos los cuales dejan mucho que decir pues por falta de espacio no
pudimos redactarlo (por ejemplo:
la forma en que murieron, la condicion espiritual en la que se encontraban
delante de Dios, como eran en su manera de vivir, la desicion en cada una de
las personas ante el llamado de Dios y sus reacciones, etc.) Piénsalo, la reflexión es
para el que vive y tenga bien claro que un día vamos a morir, ya sea tarde o
temprano pero todos lo haremos y peor aun seria que sucediéndonos esto aun no
hayamos arreglado nuestra vida delante de Dios. Así que mi amado amig@ ven a
Cristo y arrepiente de todos tus pecados, conviértete a Él y El será la luz que
te ilumine cuando te encuentres en la oscuridad. Piénsalo ahora que puedes
hacerlo pues como dice la escritura: Aún
hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro
vivo que león muerto. Eclesiastés 9:4
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