La prolongación de nuestra
vida aquí en la tierra no depende de los diversos métodos humanos que
implementemos para alargarla sino de nuestra obediencia a la palabra de Dios
(Deuteronomio 28-30). Aunque hay que reconocer que muchos de nosotros de manera
inconscientes usamos métodos que están basados en principios que Dios ya había
establecido de antemano en Su palabra, veamos algunos ejemplos: la biblia dice
que cuando Dios creó al hombre y a la mujer ambos no comían carne sino solo
frutas y vegetales (Génesis 2:9). Después de la caída de Adán y Eva, en los
tiempos de Noé y el arca, después del gran diluvio universal, Dios ordena a Noé
y a su familia comer carne (aunque este mandato tiene una enseñanza que por
falta de espacio no podemos explicar) (Génesis 9:2-3). Fue entonces que las
personas comenzaron a ingerir carne de animales y es por eso que hoy en día
vemos como las personas para cuidar su salud (aun sin saber esta verdad) deja
de comer carne un tiempo y solo se dedica a comer frutas y vegetales. (Reconozcamos
que debido a la desordenada nutrición que llevamos ahora estamos luchando con
la obesidad hoy en día pero el plan de Dios desde un principio no era ese).
Veamos otro ejemplo que
aplicamos a nuestra vida y que de manera inconsciente, sin darnos cuenta obedecemos
a la palabra de Dios. Cuando llevamos una vida sin vicios como por ejemplo
fumar o ingerir bebidas alcohólicas. Sabemos que el cigarrillo y el alcohol son
perjudiciales para la salud pero esta verdad no determina que me prolongue o me
acorte la vida sino mi obediencia a la palabra de Dios, veamos: la biblia dice
que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27) y al crearlo
lo puso frente al árbol de la vida el cual estaba en el medio del huerto de
Edén para que lo tomara como su alimento (Génesis 2:9). Este árbol simboliza a
Dios en la persona del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-25, Romanos 8:2 Juan 1:1-2),
la biblia dice que somos templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19), nuestro
cuerpo es un vaso que fue hecho para contener a Dios en nuestro espíritu (1
Corintios 6:17) y también enseña la biblia que cualquiera que destruya el
cuerpo Dios le destruirá a él (1 Corintios 3:16-17). Amparándonos en las
escrituras nos damos cuenta que lo que determina que una persona alargue su
existencia en la tierra es el buen cuidado que le dé a su cuerpo con miras al
propósito que desde un principio Dios tiene con él (Efesios 1:3-6).
Científicamente está comprobado que el uso de vicios destruye la salud del
cuerpo, sin embargo ya la palabra de Dios lo ha previsto de antemano:
cualquiera que le dé un mal uso a su cuerpo entregándolo a placeres
desordenados está condenado a padecer enfermedades.
Si seguimos analizando la
palabra de Dios acerca de la salud y a la prolongación de la vida veremos más
versículos que amparan que si obedecemos a Dios y sus mandamientos tendremos más
años de vida para vivir (Proverbios 3:7-8). Por ejemplo la glotonería y el
comer con gula es un pecado delante de Dios (Romanos 13:13-14) y por eso vemos
sus resultados en personas obesas padeciendo de diabetes, del corazón y otras
enfermedades más, y todo esto porque muchos de nosotros hacemos las cosas sin
considerar que Dios dice en su palabra. Personalmente he aprendido por la
palabra de Dios y fundamentado en ella que la prolongación de mi existencia no
depende de las horas diarias que pase en el gimnasio, ni de cuanto corra
diariamente para mantenerme en forma sino de una constante y diaria obediencia
a la palabra de Dios en mi vida (1 Timoteo 4:7-8). Si tengo mucho dinero y vivo
en la mejor mansión con todos los lujos y las comodidades la biblia me enseña
que eso no me garantiza una larga vida (Lucas 12:15), si mi vida no tiene una
correcta relación con mi creador lamentablemente aunque lo tenga todo no tengo
nada (Lucas 12:16-31).
La palabra de Dios es muy
sencilla y a la vez simple para aprender a vivir una vida enteramente saludable
(Salmos 1), recordemos cuando Dios le dio sus leyes a Israel y de la
advertencia de una vida de plagas y enfermedades si este no obedecías a sus
mandados (Deuteronomio 28-30). Tengamos presente que uno de los más graves factores
que acortan la existencia del ser humano es el pecado, la paga por el pecado es
la muerte pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo (Romanos 6:23). Si
obedecemos al Señor y Su palabra tendremos no solo una larga vida para
disfrutar sanamente en El, sino que al final nos dará la vida eterna para estar
siempre en Su compañía (Mateo 19:29). Recordemos a Job, un hombre integro y sin
tacha y vivió lo suficiente como para ver hasta a sus tataranietos (Job
42:16-17). También Abraham que vivió sujeto al temor de Dios y la escritura
enseña que vivió hasta los 175 años (Génesis 25:7) y también del apóstol Juan
el cual fue el último de los apóstoles en morir y murió de muerte natural y se
estima que llego a casi los 100 años de edad porque vivía bajo el temor de Dios
y de sus mandamientos.
Cada uno de nosotros puede
tener una vida saludable y larga si decidimos hacer caso al llamado de Dios de
seguirle y aceptar a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Nuestra vida
nunca más será igual y todos los aspecto negativos de ella pueden cambia si
decidimos abrazar la fe en el Señor Jesucristo y en Su palabra para ponerla en práctica
diariamente en nosotros.