miércoles, 29 de mayo de 2013

TODA LA VIDA JUNTAS

Nacieron juntas porque eran mellizas. Y vivieron juntas toda la vida, hasta morir en enero de 1993 a los cuarenta y tres años de edad. Eran Yvonne e Yvette, dos hermanas de Long Beach, California.

A los seis años de edad comenzaron a cantar juntas. Juntas, y con otros grupos, cantaron por todo el país. Juntas actuaron en circos y en televisión, y juntas estudiaron enfermería. Siempre estaban juntas porque Yvonne e Yvette no podían separarse. Eran hermanas siamesas, unidas físicamente por la cabeza.

En la ceremonia fúnebre el pastor de ellas, John Shepherd, dijo: «Juntas nacieron, juntas vivieron, juntas alabaron a Dios en canto, juntas partieron de este mundo, y juntas llegaron al cielo.»

He aquí una historia como para hacer una película. Cuando Yvonne e Yvette nacieron, su madre, que era muy pobre y estaba separada de su esposo, tenía ya cinco hijos. Cuando le dijeron que debía internar a las siamesas en alguna institución especializada, la buena mujer contestó: «Dios me ha enviado estas niñas, y Él me enseñará como criarlas.»

¿Cómo pueden dos hermanas siamesas vivir cuarenta y tres años juntas y ser felices? ¿Cómo pudieron, a los seis años de edad, cantar juntas en la iglesia, y luego continuar su vida actuando en circos y en televisión? ¿Cómo pudieron viajar por todo el país con otros conjuntos, y sin embargo estudiar la carrera de enfermería?

Pudieron hacer todo eso conservando un carácter alegre y optimista, porque su madre confió en Dios y puso a las siamesitas en sus manos. La fe en Dios produce fuerzas increíbles donde éstas no existen.

Hay personas que niegan la realidad de un Salvador viviente. Niegan que Dios es amor. Niegan que la fe en Cristo tenga poder. Niegan que Dios puede y quiere intervenir en nuestra vida. Niegan todo lo que es cristiano, espiritual, divino y eterno. Por eso viven en la amargura, la derrota y la miseria. Y por eso mueren sin esperanza, porque nunca quisieron creer en el Dios de la esperanza. Pero vidas como las de Yvonne e Yvette McCarther son un rotundo mentís a todas esas personas que niegan la eficacia del amor de Dios.

Cristo vive, y puede dar perdón, salvación y triunfo sobre todas las contrariedades de la vida. Cuando alguien clama a Cristo en medio de sus frustraciones, Cristo está a su lado, dispuesto a tenderle una mano de salvación. Él desea ser nuestro refugio. Confiemos en Él. www.conciencia.net

miércoles, 22 de mayo de 2013

MENDIGOS ESPIRITUALES

Kevin Barry salía a trabajar todos los días, ya fuera invierno o verano, o ya hiciera frío o calor. No descansaba ni domingos ni días feriados. Es que Kevin era un mendigo. Aquel hombre de cuarenta y cuatro años de edad se mantenía pidiendo limosna por las calles.

Lo interesante del caso es que Kevin comenzó a recibir una jubilación por incapacidad laboral, pero la dependencia del estado que administraba esos asuntos determinó que desde esa fecha el dinero que Kevin recibía en la calle se consideraría «donativos». Según los funcionarios estatales, aquellas entradas a modo de limosna ascendían a una suma de dinero tal que obligaba que se le redujera su jubilación por incapacidad.

Así es de compleja la vida moderna. En estos tiempos, para tener pan para comer, ropa para vestir y casa en la cual vivir, hay que tener mucha habilidad y mucha iniciativa. Será por eso que hay tantos «profesionales de la adulación», «profesionales del delito» y «profesionales de la mendicidad».

No se puede negar que estamos viviendo en tiempos difíciles. Sólo unos cincuenta años atrás nuestro trabajo tenía que ver con la tierra. Había ciertamente muchos pueblos, pero la gran mayoría de las personas se abastecían de lo que la tierra producía.

Hoy en día nos hemos volcado hacia las grandes ciudades, y ellas no dan lo suficiente para tanta afluencia de gente. De ahí que nos estemos volviendo «profesionales en el delito»: en el fraude, en la estafa, en el contrabando y en la prostitución, y hasta en la mendicidad.

¿Habrá alguna solución? En cuanto al crimen, hay que combatirlo con toda la fuerza de la ley. En cuanto a la pobreza, recordemos que de no ser por la gracia de Dios, todos podríamos ser pobres. Algún día tendremos que dar cuenta de la dureza de nuestro corazón. Es hasta probable que nuestros propios hijos exijan una explicación. Pero en el sentido espiritual, todos somos mendigos.

Jesucristo contó la siguiente parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos. El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo.” En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios» (Lucas 18:10-14).

 Digamos, como el recaudador de impuestos: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!» De hacerlo así, Cristo nos rescatará de nuestra mendicidad espiritual, y nos dará paz en esta tierra y una herencia incorruptible en el cielo. www.conciencia.net

lunes, 20 de mayo de 2013

La Roca Que Es Más Alta Que Yo



Salmos 63:1-8 Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca, Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.

Este salmo nos recuerda nuestra constante dependencia en Dios y el hambre que nos produce el estar alejados de Él. Muchas veces en los embates de la vida descuidamos esa cercanía que tenemos con Dios y sentimos que nos encontramos en un desierto, nuestro corazón se llena de amargura y desesperación, y se empieza a experimentar la sequedad espiritual que agobia nuestra alma, allí es cuando nos damos cuenta cuan pesada es la vida, cuantos achaques puede esta darnos y cuanto puede esta producirnos, es ahí entonces cuando anhelamos estar cerca de Dios para refugiarnos, esto me lleva a pensar en una gran e inmensa tormenta eléctrica en medio del campo, donde somos sorprendidos por ella y nos encontramos allí atrapados debajo de ese aguacero torrencial, nuestro cuerpo empapado y con mucho frio anhelando una cobija pero no hay nada, entonces pasando cerca de una gran montaña vemos una cueva y en medio de la noche nos adentramos a ella y experimentamos la satisfacción del calor interno y de la tranquilidad que esta produce por su silencio. Es allí fundados en el hueco de la roca donde podemos poner nuestra confianza, Isaías 33:16 lo dijo de esta manera: éste habitará en las alturas;  fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.


Nuestra alma debe ser saciada con todo lo que venga de Dios, el objeto de nuestra alabanza debe ser El, nuestra vida tiene que estar dedicada a servirle con integridad y entrega y nuestro corazón tiene que estar enfocado en Su amor. Recordar que El envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz por cada uno de nosotros es la muestra de amor más grande hecha por nuestro salvador y ahora gracias a Su sacrificio cada uno de nosotros podemos por la fe en Jesús tener acceso directo para hablar con Dios y recibir de El el cálido amor y ternura que viene por la cercanía de estar en Su presencia. Son pocas las personas que desconocen de estas grandes bendiciones que Dios ofrece al ser humano, de estar en Su presencia y sentirla, allí somos librados de la depresión, de la angustia y la desesperación. El salmista David que escribió este salmo se encontraba en el desierto de Judá y estando en la soledad, desamparado y solo, sin refugio y sin que nadie lo ayude pudo comprender que aun en medio de las pruebas y vicisitudes de la vida, aun con toda carencia de agua y alimento pudo reconocer que solo en Dios puede su alma descansar.

Cuántos de nosotros vivimos desiertos interminables, en nuestro trabajo, en nuestra relación, en nuestras familias, en los negocios, etc.? Cuantos han llegado al colmo de la desesperación y pensar que ya no hay mas nada que hacer? Mas Dios muestra un refugio en El y un alimento mejor para cada día y es el reconfortarnos en Su presencia y hacer de sus promesas escritas en la Biblia el ancla para nuestra alma de modo que no desfallezcamos y aunque reconozcamos que nunca se acabaran los problemas sino que siempre han de estar podemos tener presente que los mismo no nos embestirán sino que descansaremos en la Roca que es más alta que nosotros: Jesús. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28

sábado, 18 de mayo de 2013

Estudio demuestra que la oración cambia la actitud de las personas

Un nuevo estudio revela que orar por la pareja (novios, esposos) o por una persona cercana (familiar o amigo) puede conducir a un comportamiento más tolerante y cooperativo con respecto a esa persona. El material fue lanzado por el Dr. Frank d. Fincham, investigador en Florida State University y Director del centro de estudios de la familia en la misma institución.

Los resultados son importantes porque son los primeros para certificar que las parejas se convierten en "objeto" de las oraciones, han reportado un cambio positivo en el comportamiento de la persona que oró por ellos. "Mis investigaciones anteriores han demostrado que aquellos que oraron por sus parejas reportaron un comportamiento más sociable en relación con su pareja, pero escuchar sólo una parte sería un informe sesgo potencial", explica Fincham.

"Este estudio es el primero en utilizar objetivos indicadores que demuestran que la oración realmente cambiado el comportamiento y que este comportamiento era evidente para la otra pareja, en este caso, el sujeto de la oración".

Además, los investigadores concluyeron que las personas que estaban haciendo oraciones presentaron un comportamiento más positivo hacia sus parejas en comparación con quienes no han orado por su compañero.

Los profesionales que realizaron este estudio publicaron un artículos donde se muestran los resultados de cinco estudios diferentes, intentando averiguar si orar por alguien cambia la forma de actuar de las personas, mostrando un comportamiento más cooperativo, tanto en el corto y largo plazo. Estos son los resultados:

• Los participantes que oraron con más frecuencia por su pareja, demostraron ser menos agresivos durante una discusión acerca de algo que su pareja hizo y le causó irritación.
• Las parejas participantes que oraron por su cónyuge, se notó un comportamiento más tolerante que las parejas participantes que se separaron por un tiempo para "pensar cosas positivas" en ellos.
• Las parejas participantes dispuestos a orar después de ciertos comportamientos ofensivos fueron más cooperativos con sus parejas que los participantes que sólo dijeron "pensar en Dios".
• Los participantes que oraron por su pareja en el mismo día que ocurrió el conflicto mostraron mayores niveles de cooperación y perdón que en los días cuando se produjo un conflicto pero no oraron.

"Estos resultados ponen de manifiesto el beneficio potencial del uso de la oración" escribieron los investigadores. AcontecerCristiano.Net

lunes, 13 de mayo de 2013

Señales De Opresión Espiritual

¿Que es una fortaleza espiritual?  Es un lugar que le permitimos a Satanás que construya en nuestra mente para glorificarse así mismo e ir en contra de los planes de Dios. Esto se explica de esta forma cuando hay un determinado pensamiento en desacuerdo a la voluntad de Dios o un pecado que tenemos oculto, que no nos permite aceptar los principios de Dios en ciertas cosas, cambiar de opinión, cambiar de actitud seguir lo que la carne desea no lo de Dios.
Esto se convierte en una fortaleza donde Satanás lo utiliza para poner sus pensamientos y de esta forma crear una opresión espiritual en el creyente. Tenemos que entender que en el lenguaje español la palabra fortaleza tiene dos significados uno es de fuerza, ósea fortaleza física, fortalecidos en el Señor etc. El otro significado es de una muralla o cerca este es el que Satanás utiliza. El crea estas murallas o cercas en nuestra mente para que no escuchemos la voz de Dios debido a nuestra obstinación y el pecado. Solo Jesucristo a través de la liberación destruye esas opresiones.  Veamos algunas señales de opresión espiritual cuando hay unas fortalezas usadas por Satanás

Señales de opresión espiritual en los pensamientos:
1.  Muy baja imagen de sí mismo, indigno, un desastre, un fracaso
2.  Constante confusión en el pensamiento, gran dificultad para recordar cosas
3.  Incapacidad de creer aun cuando la persona desea hacerlo
4.  Percibir enojo, hostilidad en otros cuando no existen
5.  Ver solamente juicio en la Palabra de Dios
6.  Pensamientos de burla o blasfemos contra la predicación de la Palabra de Dios
7.  Horribles pesadillas que causan miedo, ver imagines demoniacas
8.  Pensamientos violentos, suicidio, homicidio incitar al auto-abuso o abusar de otros

Señales de opresión espiritual en los sentimientos:
1.  Odio y amargura hacia otros
2.  Hostilidad y miedo al estar cerca de alguien involucrado en el ministerio de liberación
3.  Profunda depresión y abatimiento
4.  Temores irracionales y ataques de pánico
5.  Culpa y auto-condenación
6.  Ira irracional con furia
7.  Fobias

Señales de opresión espiritual en el comportamiento:
1.   Ganas de hacer lo correcto pero incapaz de lograrlo
2.   Cambios fuertes en la personalidad y la actitud,  aparenta esquizofrenia
3.   Un fuerte deseo de no leer la Biblia y de no tener la oración personal
4.   Semblante obscuro, contracción de las pupilas, contorciones en la cara
5.   No puede mirar a los demás a los ojos directamente
6.   Mentir, exagerar la mentira, robar a menudo sin saber porque
7.   Abuso de drogas ya sean recetadas o no
8.   Problemas con la comida ya sea, bulimia, anorexia nerviosa o gula
9.   Pecados sexuales compulsivos adulterio, mental o físico, masturbaciones etc.
10. Violencia, lastimarse así mismo o a otros
11. Verborragia repentina, esto es una lengua desconocida lenguaje étnico ancestral
12. Reacción en contra del nombre o la sangre de Jesucristo
13. Inquietud descontrolada especialmente en un ambiente espiritual
14. Lenguaje burlón y ofensivo incontrolable
15. Acciones y lenguaje vulgares

Señales de opresión espiritual en la conciencia:
1.  Perdida del tiempo, desde minutos hasta horas llegar a un lugar si saber cómo llego allí
2.  Hacer cosas regularmente sin recordar después
3.  Somnolencia  excesiva al estar participando en los asuntos espirituales
4.  Escucha voces en la mente, que se burlan, intimidan, acusan, amenazan, o pelean
5.  Recuerda vez tras vez algo que hizo y que ya ha pedido perdón a Dios por eso

Señales de opresión espiritual en problemas médicos anormales:
1.  Ataques de nerviosismo demasiado duraderos o regulares
2.  Dolores sin explicación justificada especialmente en la cabeza o en el estomago
3.  Interferencia repentina, zumbidos en los oídos, incapacidad de hablar u oír, severo dolor de cabeza
Hipersensibilidad en el oído o en el tacto, calores o enfriamientos repentinos en el cuerpo,
Entumecimiento de brazos o piernas, parálisis temporal
Si alguna persona tiene varios de estos síntomas y pueden verificarse medicamente no tiene de que preocuparse solo pedirle al médico de médicos al Señor Jesucristo que lo sane pero si los tiene y no hay razón aparente entonces es claro que está recibiendo un ataque de opresión espiritual.

By  Danny Capacetti

jueves, 9 de mayo de 2013

TREINTA Y SEIS HORAS AL LADO DE LA MUERTE

Y Jehová habló a Aarón,  diciendo: Tú,  y tus hijos contigo,  no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión,  para que no muráis;  estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir entre lo santo y lo profano,  y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés. Levitico 10:8-11
Fue larga la borrachera de esa noche. Eran jóvenes y tenían pocos años de casados, y sin embargo el licor era su única distracción. Scott Osborn, de veintiocho años de edad, y Diana France, de veintiséis, de Rotherham, Inglaterra, bebieron esa noche como nunca.

Al día siguiente Diana no despertó en todo el día, y Scott siguió con sus tragos. Al tercer día Diana tampoco se movió de la cama, y Scott siguió al lado de ella, sin dejar de beber. Por fin Scott
se dio cuenta de que ella estaba muerta. Él había estado acostado al lado de un cadáver durante treinta y seis horas.

¡A qué extremos de horror y tragedia conduce el vicio del alcohol! Esta pareja, ambos licenciados, tenían buenos empleos con buenos salarios. Tenían un apartamento bien amueblado y adornado. Pudieran haber sido felices, con placer sano y normal. Pero escogieron el alcohol como pasatiempo principal. Y el designio franco del alcohol es siempre liquidar a su víctima.

Igual que Scott, toda persona dominada por el alcohol vive al lado de un cadáver. Vive, en primer lugar, al lado del cadáver de su inteligencia y su raciocinio, porque el alcohol liquida las facultades de la razón.
Vive también junto al cadáver de su personalidad. El alcohol destruye su verdadera identidad. Vez tras vez se dice del alcohólico: «Cuando está en su sano juicio es una bella persona, pero cuando bebe unas copas de más, ¡es una fiera»!

 Con el alcohol se vive también junto al cadáver de un destino brillante y progresista. Hay millones de hombres talentosos y capaces, con perspectivas deslumbrantes, cuyo futuro el alcohol ha desintegrado. Hombres inteligentes, verdaderos genios que, anulados por el alcohol, se hunden en el fracaso.
Sobre todo, el alcohólico vive junto al cadáver de su conciencia moral, esa elevada facultad que distingue al ser humano de la bestia. Con una conciencia muerta, la persona pierde toda noción de compromiso, de responsabilidad, de honor. 

Si hoy usted está en las garras de ese enemigo implacable, en primer lugar, reconózcalo. Admítalo ante todos los suyos, y especialmente ante su cónyuge. Diga abiertamente: «Yo soy un alcohólico.»

Luego busque la ayuda de algún grupo de apoyo. Yo le recomiendo el grupo «Alcohólicos Anónimos». Finalmente, sométase al señorío de Cristo. Alléguese a alguna congregación de personas que sirven de todo corazón al divino Creador. Dios tiene el poder para librar de las garras del alcohol a cualquiera que se lo pida. Él quiere darle una nueva vida. Busque a Dios como quien busca la vida misma. www.conciencia.net

miércoles, 8 de mayo de 2013

Esperanza de liberación por la misericordia de Dios


 

LAMENTACIONES 3 (La Biblia: Reina-Valera 1960)
1 Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.
Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;
Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.
Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;
Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.
Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.
Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;
Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;
Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.
10 Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;
11 Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.
12 Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.
13 Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba.
14 Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días;
15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.
16 Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza;
17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien,
18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.
19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;
20 Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;
21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.
22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.
25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.
26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.
27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.
28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;
29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;
30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.
31 Porque el Señor no desecha para siempre;
32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;
33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.
34 Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra,
35 Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo,
36 Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba.
37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?
38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.
40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová;
41 Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;
42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.
43 Desplegaste la ira y nos perseguiste; mataste, y no perdonaste;
44 Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra;
45 Nos volviste en oprobio y abominación en medio de los pueblos.
46 Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca;
47 Temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto;
48 Ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.
49 Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio
50 Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos;
51 Mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad.
52 Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué;
53 Ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre mí;
54 Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.
55 Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda;
56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros.
57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.
58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida.
59 Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa.
60 Has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra mí.
61 Has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí;
62 Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día.
63 Su sentarse y su levantarse mira; yo soy su canción.
64 Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos.
65 Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.
66 Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová.

viernes, 3 de mayo de 2013

CUANDO SE NOS CAE EL ESCENARIO


Todo iba perfectamente bien en el ensayo general. El Teatro de la Maestranza, en Sevilla, España, lucía como en sus mejores tiempos. Una compañía francesa habría de estrenar la célebre ópera «Otello» del gran maestro Verdi. Se hallaban en el primer acto, y cantaba Plácido Domingo.

De pronto, con estrépito, toda la tramoya se vino abajo. Cien personas que estaban en el escenario corrieron despavoridas. Diez de ellas salieron heridas, y una joven francesa, Annitk Jossette, quedó muerta en la escena.


Pocas veces ocurre que todo el escenario de un teatro se derrumbe por completo. Accidentes de menor cuantía abundan en la vida del teatro, pero que en un sólo ensayo, y con cien personas en escena, todo se venga abajo, ocurre muy pocas veces. «Gajes del oficio», comentó uno de los heridos.

Ahora bien, podrá caerse la tramoya de un teatro, pero es cosa muy distinta que se venga al suelo la estructura entera de nuestra vida.

¿Qué hacer cuando lo que hemos pacientemente creado, edificado y cuidado a lo largo de muchos años —una buena posición económica, una linda familia, prestigio social, un agradable círculo de amistades y deleitosas actividades— se viene de pronto abajo?

¿Cuando el médico, por ejemplo, nos dice: «Lo que usted tiene, señor, es cáncer, y sólo le quedan seis meses de vida», qué podemos hacer?
O ¿qué hacer cuando por un derrumbe económico todo lo que teníamos ganado se reduce a nada, y casa y ahorros y trabajo se esfuman?
O ¿qué puede hacer la señora cuando el esposo, padre y jefe del hogar anuncia que otra mujer ha tomado el lugar de ella?

Los del Teatro de la Maestranza de Sevilla comenzaron a retirar con paciencia todas las tablas, telones, cables y luces que se habían venido abajo, y a los dos días reiniciaron el ensayo. Pero nosotros, ¿qué podemos hacer?

Cuando todo se viene abajo, necesitamos dos cosas. Una, por supuesto, es la solución a nuestro problema inmediato. La otra, y esta es la más importante porque permanece toda la vida, es una fe inquebrantable en la persona de Jesucristo. Cuando sabemos que Dios, en la persona de Cristo, es nuestro amigo, la vida entera, con todos sus problemas, se hace soportable.

Cristo desea estar a nuestro lado para ayudarnos a través de las vicisitudes de esta vida. Invitémoslo a que sea nuestro amigo. www.conciencia.net

miércoles, 1 de mayo de 2013

CRISTO: EL PODER PARA VENCER

Porque el pecado no se enseñoreara de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. -Romanos 6:14
 
Muchos hermanos se sienten frustrados, desanimados, y atascados en su caminar cristiano debido a un pecado o a un mal hábito que los domina y no los deja avanzar. El peso que los agobia es muy grande y la culpa los tortura,  se sienten rendidos en su lucha por vencer, y desmoralizados al volver a caer.

El enemigo le hace creer que ese pecado que le asedia es muy grande, poderoso y que usted es incapaz de vencerlo. Y en realidad usted es incapaz de vencerlo en sus propias fuerzas, pero no en las fuerzas del Señor. El poder de la resurrección que está en nosotros es más grande que todo el poder del pecado.

Santiago nos dice en su epístola que: el creyente es tentado a pecar cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. (Santiago 1:14)  Concupiscencia quiere decir vicio, lujuria,
lascivia, incontinencia, liviandad. Todos estos son frutos del viejo hombre, frutos de la carne que moraban en la persona antes de venir a Cristo. Pablo nos dice en Romanos 6:12-13 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad…”

Cuando estamos siendo tentado en practicar un pecado, estamos siendo atraído por un deseo de la carne que vivía antes  en nosotros, algo que nos gustaba hacer, no podemos dejar que este deseo nos seduzca de tal forma que pequemos. El apóstol nos exhorta: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?”  (Romanos 6:16)

Cristo ya nos libero del pecado, pagando con su sacrificio en la cruz nuestra redención. ¡Somos libres!  Por tanto no nos sometamos al dominio del pecado otra vez. Si hemos muerto con Cristo, hagamos morir también todo deseo pecaminoso en nuestras vidas.

Lo que nos hace llevar una vida de victoria contra el pecado es conocer esta gran verdad: Cristo es ahora el Señor de nuestra vida, por tanto el pecado no es más señor sobre nosotros para mantenernos esclavos en la misma condición en que estábamos antes. Jesús pagó el precio para darnos libertad. Tú tienes el poder en el nombre de Cristo Jesús para decir no al pecado, y para vivir una vida victoriosa. Recuerda que la Palabra dice: Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia. Amen. Ministerio Josue Yrion

Creer en Dios ayuda a mejorar el estado de los enfermos psiquiátricos

Creer en Dios influye positivamente en el tratamiento de personas con enfermedades psiquiátricas, tal y como ha evidenciado una investigación realizada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y el Hospital McLean (ambos situados en Estados Unidos).
En concreto, este trabajo, que ha sido publicado en la revista especializada 'Journal of Affective Disorders', demuestra que la fe en Dios puede mejorar "significativamente" el resultado a corto plazo de una terapia administrada a estos pacientes. Así lo han constatado los expertos tras examinar durante un año a 159 enfermos mentales ingresados en este centro hospitalario norteamericano, según informa EUROPA PRESS.

A juicio de uno de sus miembros, trabajador del Departamento de Psiquiatría de este centro universitario del Estado de Massachusetts y autor principal del estudio, el doctor David H. Romero, esta coyuntura se da "independientemente de su afiliación religiosa". Éstos obtienen una mejora en su bienestar psicológica y un descenso "en su depresión y su intención de dañarse a si mismos", explica.

Ahondando en los resultados arrojados por la investigación, el galeno expone que más del 30 por ciento indicaron no tener una afiliación religiosa específica y que, pese a ello, obtuvieron los mismos beneficios en la terapia que los que sí lo tenían claro.

Además, se observa que los pacientes que afirmaron no tener creencias o que éstas eran muy débiles "tenían el doble de probabilidades de no responder al tratamiento que los pacientes con niveles más altos de fe", concluye Romero. Europa Press / AcontecerCristiano.Net