jueves, 6 de junio de 2013

SI EL CUIDA DE LAS AVES, CUIDARÁ TAMBIEN DE MÍ

"No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." -Mateo 6:31-33
El hombre, en su humanidad tiende a preocuparse en medio de cualquier situación difícil que este enfrentando. En momentos de crisis es común que en la mente de las personas surjan diferentes interrogantes como: ¿será que voy a tener lo suficiente para afrontar todos los gastos de mi familia? ¿Será que voy a poder encontrar un buen trabajo? ¿Podré seguir pagando la gasolina? etc., etc., etc.
Aunque este tipo de pensamiento parezca muy normal en la mente del hombre natural, no obstante es un pensamiento inadecuado para un hombre nacido de nuevo, para un hijo de Dios. La Biblia nos enseña que no debemos preocuparnos por las necesidades diarias. Aun así, la preocupación ante las circunstancias difíciles que nos rodean nos vence,  nos envuelve y comenzamos a caminar en círculo sin rumbo, sin saber que hacer, contemplando lo duro de la situación, confesando lo negativo, sin poder ver la salida a nuestros problemas.
La oración se nos hace tediosa, porque no sabemos cómo orar. La verdad es que si pusiéramos una grabadora que gravase las oraciones de la mayoría de los creyentes en necesidad, encontraríamos que un 90% del tiempo empleado en la oración seria para pedir con angustia por las necesidades diarias, un 5% del tiempo para orar por lo que desean obtener del Señor, un 3% del tiempo seria para orar por otros, un 1% para alabar a Dios y por ultimo un 1% para agradecer.
En el evangelio de Mateo 6:31-33 Jesús nos enseña que nosotros como hijos de Dios no debemos dejar que la preocupación por nuestras necesidades cotidianas permanezca en nuestra mente llevándonos cautivo al afán y la ansiedad como hacen los que no conocen a Cristo.
La preocupación es pecado, porque la raíz de la preocupación es en realidad falta de fe; la Biblia nos dice que todo lo que no proviene de fe es pecado (Romanos 14:23). Si leemos bien, Jesús nos exhorta a no tener preocupación de esta índole porque nuestro Padre celestial sabe que es lo que necesitamos.
 
Podemos dar todo tipo de excusas para nuestra preocupación, pero la realidad es que no tenemos fe, no creemos de verdad en el cuidado de nuestro Padre celestial. La preocupación viene por nuestra falta de fe, y nuestra falta de fe viene como resultado de no conocer a nuestro Padre, a sus promesas, a sus misericordias que son nuevas cada mañana.
Jesús dijo: Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…. Buscar el reino de Dios implica como dijo el apóstol Pablo buscar las cosas de arriba no las de la tierra, (colosenses 3:2) implica tener sed de Dios, envuelve buscar la llenura del Espíritu Santo, es tener hambre de la Palabra para conocer sus promesas, para Conocerle más a Él. ¡Aleluya!
 
Al buscar el reino de Dios antes de cualquier otra cosa, estamos dándole la prioridad en nuestras vidas al Rey de reyes, al Señor de señores, al gran Yo Soy. Buscando el reino de Dios primero como nos dice Jesús,  comenzaremos a ver las cosas como Dios las ve, nuestra fe se fortalecerá en El, y nuestra confianza en Su cuidado crecerá, a tal grado que nuestros temores desaparecerán, y en medio de las dificultades podremos tener seguridad.
El salmista David conoció esta gran verdad: que la fe y la confianza vienen como resultado de deleitarse en la presencia de Jehová. Por esta razón escribió en el Salmo 37:4 “Deléitate así mismo en Jehová y Él te concederá las peticiones de tu corazón.”
Este deleite en Su presencia consolidará nuestra fe en Él y a su vez nos permitirá recibir las peticiones anheladas.
 
Por tanto, podemos decir que: Buscando el reino de Dios primeramente, tendremos los ojos fijos en Él, nuestro corazón estará lleno de fe y confianza, experimentaremos paz. Deleitándonos en la preciosa presencia del Altísimo, notaremos que toda ansiedad desaparecerá, todo temor huirá y entonces la mano poderosa de nuestro buen Dios añadirá todo lo que necesitemos.
Que nuestros pensamientos se renueven en su presencia con esta hermosa realidad, que el Padre sabe de que tenemos necesidad antes que nosotros le pidamos, y tengamos paz: Si Él cuida de las aves, cuidará también de mí. ¡Amén! http://www.josueyrion.org

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